sábado, 27 de julio de 2013

WATERMELON





  


Sueñas.
Oxidándote mueves el aire,
-dolor de estar vivo-.
Crees que vuelas
como licor;
no sabes que te respiro
hecho sandía y piel,
impregnando 
de semillas
la sal 
de tus huesos.


Imagen: Sigalit Landau. Swimming with 500 watermelons.




martes, 16 de julio de 2013

MAR DE FONDO







Trazar puntos suspensivos
con gotas de agua sal
es inyectar
una tarde náufraga
en mirada sin orillas.
El mar no aquieta en un cántaro
de hormigón,
ni las gaviotas entienden de barcos.


Imagen: Yves Klein


sábado, 6 de julio de 2013

FÁBULA DE LA SOPA MEDIOCRE



























       Soñaba la sopa de letras y verduras deshidratadas con el día en que llegaría a ser primer plato en una elegante mesa de ocho comensales. Era lo que apuntaba su brillante traje de sobre amarillo, con aquella foto de una vajilla de porcelana rebosante de deliciosa sopa. Así ocupaba las semanas, observando desde el estante del supermercado a los clientes que cruzaban despistados conduciendo sus carros, fantaseando con cuál de ellos la llevaría a su hogar. Al fin un joven cogió descuidadamente el envase que la contenía y la guardó en la oscuridad de su despensa, junto a vulgares paquetes de macarrones, arroz y tomate frito. La sopa seguía concentrada en no perder sus cualidades nutritivas y su sabor casero mejorado. A las pocas noches, el hambriento dueño la escogió, rasgó el papel y la sopa pudo mostrar sus encantos en un bol de plástico. Un gran chorro de agua del grifo y el microondas hicieron el resto. Ahí estaban las letras, al dente, formando caprichosas combinaciones intelectuales junto con las esponjadas partículas de verduras. Dos cucharadas después, acabó rociada por el desagüe del fregadero. Le tocaba el minuto de gloria a una pizza descongelada de atún y bacon. La sopa, lejos de desanimarse, sintió que su destino se cumplía, unida ya al gran mar de desperdicios multicolor que iba encontrando en su viaje vital.


Imagen: Poubelle (Palimdromic dinner), Daniel Spoerri. 1961.

martes, 2 de julio de 2013

METAMORFOSIS























El paisaje que me cobija es movedizo.

Cambia de forma, fecha y talla,

como Alicia en su cuento.

Afloran accidentes geográficos centenarios

en un segundo de reloj de arena.

Las horas ruedan unas más anchas que otras.

Yo misma no soy siempre la misma.

Mi mundo se dilata en un plano inabarcable y árido

o cimbrea sinuoso, verde y hechicero.

Cuando esto ocurre me enrosco,

sugiero, busco tu fuente.

Si el desierto quema, mi guarida es tu sombra,

me escondo entre tus pliegues,

reorganizo mis células,

hiberno, me descamo y afilo

como hoja de parra sobre tu centro.

Después crezco, muto, me quedo suspendida

de la cornisa de tu cuerpo.
 
Tus columnas me rodean,

incienso son tus dedos.

Bucear el aire, estrellarte en un beso,

embadurnarte de barro,

velar hormigas que perforan el cemento.

Dormir del tirón un año

hasta que muerda la avispa del hambre.

El verano es piel en el calendario.

Metamorfosis permanente.

Pura adaptación al medio.

Presente y futuro, desmembrados.

Vida en átomos de tiempo venidero

y pretérito casi perfecto.




Imagen: Flying girl swims. Rowena Murillo.