lunes, 2 de septiembre de 2013

FAROLEANDO






















Hundirse en un sufrimiento
de andar por casa
es tan fácil,
que me lavo la cara
de cuando en cuando
para sacarme las legañas
de esa tontuna
y tocar el hueso.
La apuesta 
es sencilla:
Mis cartas no son malas.
Sólo me queda disfrutar
del vértigo
subida a una escalera de color
o lo que salga.
Sin trampas.
No es de dinero de lo que hablo.







Imagen: Paul Cézanne, Les joueurs de carte. (1892-95)








No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por pasar. Cuéntame a qué te sabe.